Kitsch Glam Magazine

Beck
Modern Guilt
(Interscope Records / XL Recordings, 2008)
http://www.modernguilt.com/

La culpabilidad moderna
Por: Dana Blanco

¿Qué se puede decir de Beck? Todo y nada que no haya sido dicho antes. Generalmente mis reseñas son curiosas y suelo inventarme historias para hablar de discos, pero en el caso del señor Hansen me parecería injusto hacer eso. Beck no va por la vida con bromas; es más, si acaso algo se puede decir de él es que es un músico serio y bien hecho. Hecho y derecho.

Bek David Campbell, de nacimiento, es una de esas personas tan inteligentes, ingeniosas y simpáticas que te encantaría poderlo criticar... Nada más por coraje, por contreras, por envidia. Pero no puedes porque, en verdad, es genuinamente inteligente, ingenioso y simpático. Es guapo, creativo, no levanta escándalos, toca temas ad hoc a la época de cada disco, se renueva, es buen padre, buen hijo, desde muy joven trabaja para ayudar a su familia, produce hits desde su primera grabación, acepta colaboraciones, hace soundtracks, no se le han subido los humos, es sumamente productivo, y a todo ello podemos, y aun debemos, agregar una larguísima lista de etcéteras. Pareciera ser que su culto a la dianética y las ideas creadas por L. Ron Hubbard le hubiera dado una visión absolutamente clara y estratégica con la cual se ha movido por nota desde el principio de su carrera.


La Iglesia de la Cienciología sostiene que su finalidad es un mundo sin guerra, crímenes ni locura, donde la gente buena y decente tenga la libertad de alcanzar sus metas. Esto, que a mucha gente podrá parecerle inaceptable, ha dado, sin embargo, material para que el músico güero desarrolle temáticas que van de acuerdo con la época y con sus creencias. Desde un “Devil’s Haircut” hasta la soledad existencial de Sea Change y la lucha contra la revelación de secretos a través de Internet y toda la guerra tecnológica que se intenta plasmar en The Information. En definitiva la culpabilidad moderna deriva de estos choques y contradicciones entre lo ideal y lo real. Beck lo sabe bien y qué mejor manera de transmitir esta idea que a través de un disco que postula de manera muy bailable las paranoias del siglo veintiuno.

“Modern guilt, I'm stranded with nothing
Modern guilt, I'm under lock and key
Misapprehension
Is turning into convention
Don't know what I've done but I feel ashamed”

Alternativo, independiente, electrónico, folk, anti-folk, experimental, bluesero, funky, roquero, irreverente, congruente, etcétera; insisto en que Beck lo tiene todo, pero aun así (sorprendentemente) siempre logra sonar a Beck. Sin embargo, este disco, Modern Guilt, tiene un pequeño cambio de enfoque: del lado luminoso y positivo del espectro musical se pasó a una zona un poco más penumbrosa gracias a la estrecha colaboración con el señor productor Danger Mouse. Dos lados de una moneda en donde la coincidencia reside en la capacidad de ambos de hacer música perfectamente bien confeccionada. Por si esto no fuera suficiente motivo para convencer a los no creyentes de darle una escuchada a este álbum, cabe mencionar que también existen varias participaciones de la señorita Cat Power; otra impecable confeccionista.

¿Las críticas? Si es que las hay, yo diría que en primer lugar tenemos la corta duración de Modern Guilt. A pesar de lograr una identidad propia, este disco es bastante, digamos, conciso (no solo en comparación con sus otras producciones, sino en general). Por otro lado, los treinta minutos que nos concedió Beck Hansen podrán ser todo lo sólidos y bien logrados que se quiera, pero no son particularmente excepcionales. Suena a Beck, sabe a Beck, es Beck, pero dan ganas de darle una sacudida y preguntarle ¿qué más hay? Me anima saber que este músico anti-corporativo saca discos como si no fuera cosa del otro mundo y no lo hace por haber firmado contratos esclavistas con la disquera, sino por mera convicción propia. En fin, ya veremos con qué nos sorprende dentro de un par de años. ¿Las profecías mayas?


Video de “Gamma Ray”