1 ago 2008
Jim Noir
Jim Noir
(My Dad Recordings/Barsuk Records, 2008)http://www.jimnoir.com/
Por Claudia Jiménez
“The way I see it, if you're gonna build a time machine into a car, why not do it with some style?”Dr. Emmet Brown
A Jim Noir tal vez se le recuerda por usar un bombín blanco y por canciones como “My Patch”, o “Eanie Meanie”, que incluía una amenaza de acusar con su papá a quien no le regresara su balón de fútbol. El primer disco de Jim Noir, Tower of Love (My Dad Recordings, 2005), es la pura infancia vuelta canción y, bajo ese encuadre, Alan Roberts (Jim Noir) comenzó a adquirir cierta fama y prestigio para el Indie-Pop-adolescente de Inglaterra.Dos años después, Noir ha entregado un disco homónimo que recuerda un poco al sonido del primero, pero con una evolución digna de ser reconocida. Las melodías pegajosas y las frases inolvidables siguen siendo causas de la felicidad que inspiran las canciones de este inglés de 25 años. Sin embargo, ahora el discurso ha madurado; la infancia ya no es el presente sino que es parte de un álbum fotográfico que incluye el amor hacia los vinyles y aquellas festividades inolvidables. La posibilidad de reencontrarse a uno mismo, a partir de sus memorias, es el hilván en el disco Jim Noir. Desde el sótano de la casa de sus padres, este joven músico compuso una fotografía sesentera de un chico ochentero que, cual Marty McFly, tiene el privilegio de viajar del futuro hacia el pasado para recordar vivencialmente; mirarse a sí mismo e incluso aconsejarse.El disco se antoja como para recostarse en el pasto en pleno día soleado y cruzar los brazos debajo de la cabeza, mientras aparecen a cuadro todos los colores de la psicodelia sesentera; o mejor sería pensar en una camioneta de helados en la infancia y en The Zombies, comiendo una paleta de tutti-fruti en el verano. La critica, en general, sugiere un parecido innegable de Jim Noir con los Beach Boys; para redondear la comparación, faltaría preguntarse cómo sonarían si su música fuera el soundtrack de un videojuego interestelar.En Jim Noir, un astronauta de nombre Commander Jameson emprende un viaje sin retorno, hacia el espacio; en el camino se le presentan sus propios recuerdos. Cualquier parecido con Major Tom, en “Space Oddity” de David Bowie, es opacado por el Sgt. Pepper y su Lonely Hearts Club Band quienes le dan la bienvenida a C.J., en su nave espacial.Commander Jameson, quien ahora es protagonista y vehículo de la memoria de Jim Noir, en 1984 protagonizó el afamado juego de computadora: Elite, un Star-Trader conocido por ser el primero en proponerle a los jugadores ochenteros la posibilidad de creación de nuevas galaxias; un universo virtual ilimitado. Justamente eso constituye el disco, un universo propio; un sonido refinado y orquestal obliga al escucha a despegar en la nave de C.J.: está lleno de motivos sonoros electrónicos que parecen producidos por el Popotito 22. Es galáctico, estratosférico y astronáutico, y es, en todos los sentidos, una maquina del tiempo; sus melodías y acordes son un déjà vu melódico que recuerda al rock y al pop de los sesenta.El recuerdo, la memoria y “los viejos tiempos”, constituyen el tema en torno al cual gira el disco de Jim Noir; lo que propone es echarle un vistazo a la nostalgia, desde la perspectiva más optimista, y encontrarle ese lugar placentero a partir de la música. Recordar tiene una estrecha relación con la muerte; su música propone un fallecimiento acompañado de grandes cantidades de endorfinas. Es un reto para cualquier melancólico terminar de escuchar este disco sin haber sonreído. Cabe preguntarse la razón por la que Jim Noir lo tituló con su nombre.
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Etiquetas: reseña
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