24 sept 2008
Kings of Leon
Only by the Night
(RCA, 2008)
www.kingsofleon.com
www.myspace.com/kingsofleon
por Paulina García
Según el sicólogo suizo Carl Jung, los arquetipos son disposiciones psíquicas y universales que juntas, forman los distintos modelos de estilos de vida en los seres humanos. A su vez, éstos sirven para dirigir, informar y organizar el comportamiento y el pensamiento humano. Si hubiese un arquetipo para describir a un Rockstar, éste tendría las siguientes características: Una persona que compone música como profesión, y que con su enorme talento logra llegar a los corazones de miles de personas, mismas que abarrotan estadios con tal de verlos tocar durante un par de horas... El Rockstar se expresa a través de sus letras, pues no le es fácil verbalizarlas, gracias a su atormentada mente que se alimenta de narcóticos. Es poseedor de una seductora voz con la que conquista a un sin número de mujeres, las cuales le ayudan a imaginar que su miedo al compromiso es inexistente, para vivir sus días de festejo en festejo.
Los Followill siempre han reconocido que sus conocimientos musicales eran muy limitados, gracias a la educación Pentecostal que recibieron mientras crecían, y que la música que tocaban estaba basada en lo poco que conocían (como Bob Dylan y Neil Young)… combinado con un poco de Jack Daniels. También aceptan que sus influencias más grandes no fueron adquiridas hasta hace algunos años, pues han estado más expuestos a distintos géneros y artistas que antes. Es por eso que para Because of the Times (2007), su tercera entrega, Caleb, Nathan, Jared y Matthew decidieron hacer a un lado sus raíces sureñas para recibir con brazos abiertos la oportunidad de convertirse en la figura del Rockstar llena-estadios al que los músicos sueñan con llegar.
Es hoy con su Only By The Night (2008), que los Kings of Leon consolidan un nuevo sonido a lado de Jaquire King (Tom Waits, Modest Mouse, Clinic) quien se encargó de conservar la esencia sureña de la banda. Caleb –voz, compositor y cara bonita de la banda-, afirmó a la revista Rolling Stone que los analgésicos que tomó tras una pelea con su hermano Nathan, le ayudaron a escribir las mejores letras de su carrera; y aunque la temática en estas no es tan distinta, los relatos dejaron de ser tan evidentes, para tornarse un poco más ambiguas y permitirse experimentar con anotaciones políticas. Así mismo, la áspera voz de Caleb Followill, está acompañada por coros distantes y melodías elaboradas que toman fuerza por sí mismas, lo cual nada más hace que las canciones cobren una vida mayor y logren impregnarse en la cabeza del escucha por más tiempo.
“Crawl”, es el primer tema que se dio a conocer; se presenta con bríos, guitarrazos saturados y comentarios que se adentran en lo político (The reds and the whites and abused/ The crucified USA/ As their hypocrisy unfolds/ Oh hell is truly on its way). Sin embargo, fue una excelente carta de presentación que no hizo más que parar los oídos de la crítica y poner a sus admiradores a la expectativa para ver cuales eran las cartas que traían bajo la manga en esta ocasión los Kings of Leon.
Por otro lado, “Sex on Fire” el sencillo oficial -un tema completamente opuesto a “Crawl”-, ha sido una gran herramienta para ganarse a una audiencia mas pop que busca cortes más rítmicos e inofensivos (en comparación al ya mencionado). El éxito de una canción como “Sex on Fire”, es que tiene una esencia agridulce; de aquellas que coquetean con el masoquista que todos traemos dentro y que nos obligan a cantar con una pasión desgarradora, mientras pensamos que la temática habla de algún tipo de corazón roto cuando en realidad no es así.
Baladas como “Revelry” develan el lado más humano de Caleb Followill, donde la máscara de tenorio se viene abajo para sugerir la añoranza de un amor que él se encargó de destruir. Es aquí donde la voz de Caleb lo adquiere todo: cuerpo, tono y sobre todo, un feeling que eriza la piel desde las primeras palabras. Un elemento que se ha vuelto tan fundamental dentro de las composiciones de la agrupación, el cual está presente en todos los cortes de una u otra forma.
Los cambios de “Be Somebody” funcionan como un dúplex: el corte inicia con una guitarra que propone un mood obscuro al que le sigue una percusión firme y voces en el mismo tono. Sin embargo, al terminar el primer verso, la canción se ilumina cuando la guitarra se aligera de igual forma que la voz para aclarar y darle un tono más enérgico. El ir y venir de estas dos tonalidades resultan en una mezcla interesante de casi cuatro minutos en donde cada uno de los integrantes de los Kings of Leon tienen la oportunidad de brillar dentro de sus instrumentos.
La evolución de un artista puede malinterpretarse de haber cedido ante el sistema y la demanda de una industria donde su arte no tiene cabida; cosa que a algunos fans de los Kings of Leon les ha pasado desde el Because of the Times. Lo que ocurre es que pocos están acostumbrados a que una banda de raíces humildes se convierta en una stadium band, dado que aquellas reconocidas llegaron ahí antes de nuestros tiempos (U2) o entraron al mercado con la clara intención de convertirse en eso (The Killers). Pero con los Kings of Leon hemos atestiguado su crecimiento disco con disco, y en lugar de reprobar de inmediato este cambio, se les debería reconocer el esfuerzo –y aplaudirse de ser necesario- por no quedarse estancados en lo que ya conocen como la palma de su mano. Sin temor a que la siguiente apreciación sea sobrada, este es el disco que encamina a los Followil para consolidarse como una de las bandas más importantes para su generación.
Etiquetas: reseña