5 sept 2008
The Black Ghosts The Black Ghosts (Iamsound, 2008) www.theblackghosts.co.uk
www.myspace.com/blackghosts
por Paulina García
La historia del DancePunk inició a finales de los 70 con una banda llamada James White and The Blacks; dicho género sobrevivió a los 80 a partir del sello 99 Records y actos como ESG, Liquid Liquid e incluso Gang of Four. Sin embargo, fue hasta el siglo XXI que, adquirió fuerza bajo el nombre de DiscoPunk para marcar la pauta de lo que se escucharía al menos, durante los primeros años de esta primera década.
Veinte años después, a final de los 90 y bajo éste nuevo sonido, nacieron Radio 4, The Faint, The Rapture, !!!, y en una camada más reciente, aparecen The Black Ghosts: Una banda formada a partir de la disolución de Simian -una banda de BritPop experimental de mediano éxito-. Simon Lord, vocalista, deja la agrupación: mientras el resto se convertía en Simian Mobile Disco (un dúo especializado en remixear a los artistas “en onda” y llenar las pistas de baile con sus energéticos y ácidos beats), Lord conoce a Theo Keating (alias DJ Touche) a través de las maravillas del ciber espacio. El par comenzó a intercambiar y componer música de inmediato, por separado: Cuando uno de ellos tenía una idea se la mandaba al otro y así se fueron formando sus temas… Algo así como la historia de The Postal Service, pero vía Internet. No fue hasta que casi habían terminado el álbum, que finalmente se “vieron las caras.”
El debut homónimo de este dúo inglés contiene diez cortes con fórmulas probadas y aprobadas por contemporáneos como The Rapture, Hot Chip y los canadienses de Chromeo; DiscoPunk diluido, para el consumo masivo donde lo más importante son los beats electrónicos, mientras las vocales hipnóticas sirven para encumbrar la euforia de la audiencia. Al mismo tiempo, el álbum se divide en dos partes de una forma muy clara: por un lado, los trancazos y por otro, los temas que sirven como transitorios entre un sencillo y otro.
Tal es el caso de “Some Way Through This”, el corte que abre la obra primogénita de los Black Ghosts: Lleno de sintetizadores, vocales agudas y complementado con un ritmo obscuro y pausado, este corte se encarga de crear expectativa ante el escucha y abrir paso a la explosiva “Anyway You Choose to Give It”; el sencillo que los dio a conocer ante el mundo, su “canción clásica”. En cuanto el corte empieza, no se puede evitar sentir el ritmo contagioso en la planta de los pies –o en el lugar donde cada quien sienta el beat… como la punta de los dedos-. Además, ha sido el tema elegido para engalanar las pistas de baile en las fiestas hipsters, mientras los asistentes vestidos de colores neón, hasta en las pastas de sus lentes de sol, se contonean al ritmo de ésta canción. Un tema que le sería muy fácil al DJ del evento, ligar con “Woo Alright Yeah Uhu” de The Rapture, por su obvia escuela.
La colaboración en la que aparece Damon Albarn durante “The Repetition Kills You” habla muy bien del talento que los Black Ghosts ostentan como músicos, o de plano, dice maravillas de su habilidad como publi-relacionistas. Cualquiera que sea la respuesta, juntos logran un corte “buena onda” que mezcla elementos del BritPop con los sintetizadores del disco (similares a la época de “Girls and Boys” de Blur, cuando experimentaban con los sintes tipo EuroDisco).
Como todo en esta vida, el álbum también tiene sus bemoles: Tras escuchar algunos temas, la música se torna repetitiva (la repetición es una virtud en la música bailable, pero aquí no hay eventualidades o puntos climáticos, se torna lineal y deja de sorprender: si es que en algún momento logró hacerlo). El tono de voz de Simon Lord llega a ser un tanto monótono y un tanto molesto -por lo agudo de su registro-, así que es recomendable darle más de una vuelta al disco entero antes de hacerse un juicio al respecto.
Sin duda, la opera prima de los Black Ghosts no es propositiva. No están imponiendo un nuevo género, ni han reinventado al DiscoPunk (ni tienen la pretensión de hacerlo); más bien, han llegado para unirse a la oleada que ya ha sido establecida. Como debut, el disco cumple su propósito de colocarlos en el mapa. Por lo tanto, es muy apresurado el siquiera preguntarse si llegarán a trascender como banda. Lo que sí habrá que hacer, es mantenerse al pendiente de su próxima placa (o buscar los remixes que se desprendan, si el oficio de quien lee esta reseña es el de pinchadiscos). Tal vez sea más adelante en la carrera larga donde logren sorprender a la industria; y si no lo logran, no nos quedará mas que darles las gracias por participar. Serán sólo una banda más con el prefijo “Black”, que sacan disco en este 2008.
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