Kitsch Glam Magazine

The Raveonettes
In and Out of Control
(Vice Records / 2009)
Imagina lo sonoro
por Sofía Muñoz Boullosa (Chou)

'Contraste', es el término que mejor define el nuevo disco del grupo danés The Raveonettes. Sune Rose Wagner y Sharin Foo regresan con In and Out of Control, en el que exponen la percepción auditiva como si se tratara de una fotografía en blanco y negro.

A diferencia de sus discos anteriores, en este material el dúo experimentó con elementos que les aportaron un cambio radical, aunque sin restarles identidad. Utilizaron guitarras surf y voces armónicas para acompañar sus coros unísonos –al estilo de The Everly Brothers— y transmitirnos así a lugares de paz y tranquilidad. El coqueteo evocado en el título del álbum, se refleja en canciones con destellos de luz que controlan la temática sombría de las letras.

El primer disparo de esta cámara retrata colores cálidos, casi anaranjados: “Bang!” se hace presente en nuestros oídos con altas y bajas en la intensidad del color. El track nos transporta a ritmos de los años setenta y ochenta que traen consigo recuerdos de la infancia o adolescencia: “Fu, fu, fun / All summer long” (“Di-Di-Diversión / Todo el Verano”); y un cambio que torna el color a matices fríos en tono azulado: “Bang! / You’re so evil baby / Bang! / You’re no sweetheart baby” (“¡Bang! / Eres tan mala, nena / ¡Bang! / No eres un amor, nena”).

El impacto de “Last Dance” nos remite a un sinnúmero de coloraciones sentimentales “I adore you / I always have / And everytime you overdose / I rush to intensive care” (“Yo te adoro / Siempre lo he hecho / Y siempre que tienes sobredosis / Corro a cuidados intensivos”); un contraste más entre líricas inesperadas y música que ansía ser bailada.

La imagen se torna más cruda y brutal, al llegar a un tema de ritmo sobrio como “D.R.U.G.S”, “Breaking Into Cars”, y “Break Up Girls!”, donde la abundancia de guitarras furiosas y distorsiones agresivas dificultan la escucha total de la obra.

Al entrar al cuarto obscuro, The Raveonettes asegura plasmar su trabajo con delicadeza: bajos, voces y guitarras como sintetizadores son el ácido acético del proceso revelador. Las imágenes que se proyectan son únicas, llevando consigo mensajes fuertes: suicidio, violaciones, drogas y alcohol. Duelen, pero a la vez engrandecen los sentidos al poder idear los colores sonoros.
El cierre del disco destila pasiones con “Wine”, que tiñe de rojo las polaridades del negativo inicial. La baja intensidad de sus notas evoca la reflexión y el descanso de una ilustración que desconoció el resto de la escala cromática en sus treinta y siete minutos.

La escala de grises melódicos le da volumen y profundidad al disco permitiéndole al grupo abordar temas negros azabache inyectándoles una gama de colores que refrescan el legado plasmado en placas anteriores. A través del lente, The Raveonettes dejó claro su objetivo: seducir al escucha con imágenes vibrantes para sumergirlo en la oscuridad cavernosa de las mentes de dos artistas atormentados.