8 dic 2009
The Flaming Lips
Embryonic
(Warner Bros., 2009)
Por Leonora Milán
A escasos meses de terminar la década, los Flaming Lips presentan su trabajo más brillante, y una de las obras más impresionantes de los últimos diez años: Embryonic. Entre constelaciones, planetas, muerte y nacimiento, lucha perpetua entre bien y mal, auto-comprensión y ego, ciclo de comienzo y fin, de pérdida y esperanza, Wayne Coyne y compañía, de la mano de Dave Fridmann materializan, en un glorioso álbum doble, 18 canciones que no existen más que en conjunto, sino que conforman una obra sólida, una verdadera pieza de arte discográfico.
Esto último es lo que hace a Embryonic tan especial.
Hoy en día, la vigencia de una banda es directamente proporcional a la velocidad con la que crea álbumes… un periodo de creación superior a los dos años puede significar, para un proyecto musical, caer completamente en el olvido. Como consecuencia, los álbumes tienden a ser una colección poco brillante de canciones aisladas, entre las cuales resaltarán, cuando mucho, tres o cuatro. Es raro encontrar una banda con la visión y la capacidad de producir una obra íntegra, completa y cohesiva, en la que los tracks, por sí solos, transmiten un mensaje incompleto: Embryonic debe de escucharse en su totalidad, de principio a fin, para ser comprendido.
Yo recomiendo, además, que se escuche con el corazón. No basta con darle una pasadita mientras se está atrapado en el tráfico de martes a las 6 pm. Hay que escucharlo sentados cómodamente, a un volumen considerable, si es posible de noche y a media luz. Hay que estar previamente enterados, para su adecuado disfrute, que Wayne Coyne considera a los “hipstercillos” de MGMT lo suficientemente talentosos como para participar en “Worm Mountain”; que las voces misteriosas diseminadas a lo largo del disco son de un matemático alemán medio loco llamado Thorsten Wörmann; que hay dos tracks con coros que Karen O de los Yeah Yeah Yeahs grabó por teléfono, en una conversación que inicialmente sólo pretendía capturar su voz para “Watching the Planets”, pero donde el cotorreo de Wayne y Karen los llevó a crear, de la nada, la conmovedora “I Can Be a Frog”. Hay que estar listos para dejarse llevar por los cambios de humor que dirigen Embryonic, para ir de cortes saturados y caóticos a arpas celestiales y ensoñación sin perder la cordura.
Hay que pensar a Embryonic como punto final de un año y una década que han significado cambio. Nada permanece, nada es estático. Ha sido un periodo difícil; fue una década catártica e impresionante que necesitaba de un cierre igual de poderoso. Es lo que marca el fin, pero como lo indica el nombre mismo del álbum, es la señal de un comienzo, de un nacimiento… del principio de un nuevo ciclo que hay que mirar de frente y con la cabeza en alto. Es el réquiem de la década, y al mismo tiempo, el primer aliento, la primera bocanada de aire de una nueva era que comienza.
Tracklist:
1. “Convinced of the Hex”
2. “The Sparrow Looks Up at the Machine”
3. “Evil”
4. “Aquarius Sabotage”
5. “See the Leaves”
6. “If”
7. “Gemini Syringes” (featuring Thorsten Wörmann)
8. “Your Bats”
9. “Powerless”
10. “The Ego’s Last Stand”
11. “I Can Be a Frog” (featuring Karen O)
12. “Sagittarius Silver Announcement”
13. “Worm Mountain” (featuring MGMT)
14. “Scorpio Sword”
15. “The Impulse”
16. “Silver Trembling Hands”
17. “Virgo Self-Esteem Broadcast”
18. “Watching the Planets” (featuring Karen O)
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